ESTRATEGIAS PARA EL EDUCADOR


En primer lugar, debe quedar claro que los alumnos disléxicos pueden tener éxito en sus estudios: lo único que ocurre es que necesitan un tipo de enseñanza diferente. El sistema educativo basado en la lectoescritura no se ajusta a ellos, no es que ellos no sean aptos para el aprendizaje. Los problemas asociados a la dislexia están presentes en aproximadamente un 10% de la población. Por lo tanto, lo normal será que, al menos un niño de cada grupo sea disléxico. Estas cifras son válidas para todos los países e idiomas. De hecho, los afectados por la dislexia constituyen uno de los grupos de personas con discapacidad simple más grandes.
Aunque por el momento no puede prevenirse ni curarse la dislexia, sí es posible mitigarla. ¿De qué forma? El profesor T. R. Miles, autor del libro Understanding Dyslexia (Comprensión de la dislexia), aconseja a los padres que, en primer lugar, averigüen qué es exactamente lo que presenta dificultad al niño disléxico. De este modo podrán hacer una evaluación realista de sus limitaciones y de lo que pueden esperar de él. “Debe pedirle al niño que haga las cosas lo mejor que pueda.
Ante todo, debe recordar que su actitud debe ser positiva y constructiva, ya que para tener éxito en los estudios el alumno disléxico sólo requiere una enseñanza diferente. Si bien sus necesidades particulares deberán ser atendidas por un profesional especializado en dislexia, le será muy útil la aplicación de las siguientes estrategias para aprender:
  • Tener bien claro lo que usted espera del niño, aceptando que haga preguntas durante las lecciones y asegurándose si ha entendido las instrucciones.
  • Comprobar que el entorno sea estructurado, previsible y ordenado, ya que los niños con dificultades disléxicos responden mejor cuando se dan ciertas premisas.
  • Aceptar y admitir que su alumno tardará más tiempo en aprender y que se cansará más rápidamente que los demás niños.
  • Asegurarse que las instrucciones y explicaciones que le ha transmitido sean claras, de acuerdo al ritmo del niño y volviendo a repetirlas las veces que sean necesarias.
  • No utilizar jamás amenazas, ni súplicas o castigos para que mejore su rendimiento escolar, pues el niño no responderá y tendrá efectos negativos sobre su autoestima, su rendimiento y su confianza en usted.
  • Es altamente positivo, por el contrario, elogiar las capacidades del niño, sus fortalezas y sobre todo su esfuerzo y su coraje para enfrentar su dislexia, sin olvidar el dolor psíquico que ésta le produce.
Bibliografía
Dislexia en Positivo. (S/F). Guía general sobre dislexia 2.010. Asociación Andaluza de Dislexia. Recuperada de: http://www.juntadeandalucia.es/educacion/webportal/ishare-servlet/content/6070dc4f-5da3-459d-bb07-4f8eaaa76f9e
Iglesias, M. T. (S/F). Alumnos con Dislexia: Estrategias para educadores. Indexada a EBSCO Publishing, Ipswich. USA. Recuperada de: http://dim.pangea.org/revistaDIM/dislexia2.pdf

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